Saint Émilion, un pueblo volcado en el vino

      Viñas en San Emilion, en Francia

El pequeño pueblo francés de Saint Émilion, a tan solo unos 30 kilómetros de Burdeos, es un pueblo en el que en todas partes se respira vino. Alzado en la vertiente de una colina, la aldea está rodeada de viñedos y se dice que tiene más vinotecas que habitantes. Quizá esta afirmación sea un poco exagerada, pero lo cierto es que si hace un pequeño recorrido por el pueblo, des del aparcamiento y subiendo por sus calles hasta la iglesia, encontraremos una tienda de vino tras otra. Todas ellas cuentan con una oferta casi infinita de vinos, principalmente elaborados en esta zona. El pueblo tiene algo más de 2.000 habitantes y es Patrimonio de la Humanidad.

En nuestra corta visita en el municipio (disponíamos de poco tiempo) primero nos paramos a la estación de tren. Se trata de un pequeño edificio, apartado del pueblo y que, como no puede ser de otra forma, está rodeado de viñedos por todas partes.

Estación de tren de San Emilion, apartada del pueblo

Una vez vista la estación de San Emilion, que en realidad es como muchas otras de las de la SNCF (la compañía ferroviaria francesa) con el coche avanzamos hasta la entrada del pueblo, que cuenta con un aparcamiento ya que en las calles de su centro histórico los coches no tienen espacio o la circulación está restringida. De hecho, el coche es la mejor opción para llegar a este pequeño pueblo ya que la estación de tren queda a algunos kilómetros del centro.

Mercado de Foie y Vino en San Emilion, Francia

Justo delante del aparcamiento de entrada en el pueblo nos encontramos con un mercado de gastronomía local. En realidad es el mercado del Foies Gras. Se trata de unas cuantas paradas en las que podemos disfrutar del foie, una de las delicatessen de la zona, elaborado por productores locales. Lo probamos y resulta exquisito. En otra de las paradas encontramos ostras y también otros productos gourmet habituales de esta región.

  

Y empezamos la pequeña ruta por el centro del pueblo de Saint Emilion. Está presidido por la torre del castillo del rey en un lado y por la iglesia en el otro. Se pase por donde se pase, como ya os decíamos, es casi inevitable encontrarse con una tienda de vinos o de productos relacionados con la gastronomía, o todo a la vez.

Y más allá de estos aparentemente prósperos negocios dedicados totalmente a los turistas, también nos encontramos con los antiguos lavaderos públicos, las murallas, que eran más para mostrar la prosperidad de la aldea durante la Edad Media y con su espectacular iglesia y campanario. Construida en el siglo XII, la iglesia está excavada en la roca y hace 38 metros de largo y 12 de alto, mientras que su campanario se alza hasta los 68 metros de altura y es visible des de muchos puntos.

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