Diez consejos al comprar una moto
Acabamos de estrenar el año y con él también se estrenan nuevos propósitos y quizá es el momento de hacer una nueva compra de un transporte. Uno de los medios más populares y prácticos para desplazamientos urbanos pero también para largos recorridos y con el que conseguir unas experiencias únicas es la moto. En este post te damos 10 consejos recopilados por expertos de la AMV a tener en cuenta si se compra un vehículo de dos ruedas. Es una forma más económica que un coche y también más práctica.
1. Decidir para qué se va a utilizar
Lo primero que tenemos que tener claro es par qué vamos a utilizar nuestra moto, si va a ser para circular en ciudad y carretera, solo en ciudad, si preferimos una clásica o una deportiva… no es lo mismo un scooter solo para ir a trabajar a un lugar cercano, que una naked con la que queramos devorar kilómetros durante los fines de semana, y, en base a esto, elegir el modelo adecuado.
2. Elegir el modelo
Cuando ya tengamos claro el uso que vamos a dar a la moto, lo mejor es hacer una lista con los modelos que más nos gustan y analizar sus características principales, los accesorios, precios, opiniones… quizá sea interesante comprarse alguna revista especializada o consultar fichas de motos en internet y hacer un listado con los pros y los contras. Una opción muy recomendable es elegir un modelo de años anteriores que no hayan cambiado mucho con respecto al actual, el ahorro de precio puede ser muy considerable.
3. El presupuesto
Por lo que respecta al precio, hay que estudiar las ofertas de los fabricantes y las fórmulas de financiación que nos proponen en los puntos de venta. En cualquier caso, siempre debemos de ser realistas y comprar solamente lo que nos podamos permitir.
4. Asegurarse que se tiene carnet para conducirla
Parece algo obvio, pero no sería la primera vez que alguien se compra una moto y se encuentra con la desagradable sorpresa de que no tiene carnet para conducirla. Hay que recordar que con el AM o permiso de ciclomotor y con el B los vehículos que se pueden conducir tienen que ser de menos de 50 centímetros cúbicos (cc) y no pueden superar los 45 kilómetros por hora. Con el carnet A1 y el carnet B y 3 años de experiencia, podemos conducir motos de hasta 11 kW de potencia, algo menos de 15 CV, o 125 cc. Y con el carnet A2 se puede circular con motocicletas con una potencia máxima de 35 kW y una relación potencia/peso máxima de 0,2 kW/kg y no derivadas de un vehículo con más del doble de su potencia. Hay que recordar que la ley nos permite comprar una moto sin tener carnet para conducirla pero en ningún caso podremos circular con ella sin el permiso correspondiente.
5. Elegir el concesionario
La búsqueda del concesionario más adecuado también es algo a tener muy en cuenta, lo primero es ver cuáles tienen el modelo de moto que nos gusta, que estén lo más cerca de donde vivimos, ya que si alguna vez tenemos algún problema o queremos hacer una revisión, emplearemos menos tiempo en ello. No está de más elegir varios que cumplan con nuestras expectativas y negociar con ellos la mejor oferta, o los extras que nos puedan incluir, eso sí, que siempre nos den un presupuesto por escrito con los datos del vendedor y el concesionario, fecha y lugar en el que se emite el presupuesto, descripción completa del modelo y de la oferta (marca, modelo, color, caballos, cilindrada, extras, impuestos…) y por último, fecha en la que vence dicha oferta.
6. Familiarizarse con la moto que queremos comprar
La moto, como cuando se compra un coche, primero se tiene que probar. En el concesionario debemos subirnos a ella y comprobar que apoyamos bien los pies en el suelo. Observar si el puesto de conducción es ergonómico, si los mandos se accionan de manera sencilla e intuitiva y preguntarle al vendedor todo aquello que nos pueda resultar de interés: consumo, mantenimiento, consejos para sacarle el mayor partido a la moto… Y si estamos interesados, no podemos dejar de solicitar probar la moto. En los concesionarios suelen tener vehículos de prueba con la que deberíamos dar una vuelta y ver cuáles son nuestras sensaciones, si “callejeamos” bien, si vamos cómodos y seguros y si sus prestaciones nos permiten adelantar con solvencia. Entre otras cosas.
7. Contratar el mejor seguro de moto
Y no menos importante es tener un buen seguro, hay que recordar que no podremos estrenar nuestra nueva moto sin uno, así lo establece la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor. Por ello, lo mejor es comparar diferentes opciones. Empresas especializadas en seguros de moto como AMV podrán asesorarnos dándonos la opción que más se adapte a nuestro presupuesto, uso y necesidades, pudiendo personalizar nuestra póliza con las coberturas opcionales de, por ejemplo, Accidentes del Conductor, Asistencia en Viaje con servicio de grúa y Equipamiento…
8. Completar nuestra moto con accesorios y un antirrobo
Si ya tenemos la moto de nuestros sueños, es el momento de completarla con algún tipo de accesorio que la haga única, como puños calefactables para el invierno, manetas de freno, topes anticaída, cinta adhesiva para las llantas, un intercomunicador, bolsas sobredepósito y maletas laterales… en las tiendas especializadas o en los concesionarios podremos encontrar todo lo que necesitemos para personalizar nuestra moto nueva. También es muy importante hacernos con un buen antirrobo, para evitarnos problemas y poder dejar la moto aparcada en la calle con mayor tranquilidad.
9. Fundamental un buen equipamiento
En función de nuestro presupuesto podremos diferenciar entre equipamiento de invierno y de verano, en cualquier caso no debería faltarnos una buena chaqueta que nos proteja adecuadamente los hombros, antebrazos, codos, tronco y espalda, un pantalón de cordura con protecciones en las rodillas, espinillas y caderas, ideales son los que se quitan con cremalleras laterales y que podemos ponernos encima de nuestra ropa, unos guantes, los de invierno deben ser gruesos e incorporar varias capas, al menos una de ellas impermeable, los de verano que sean ligeros, transpirables y con buenos orificios de ventilación. También son muy útiles unas gafas de sol polarizadas de policarbonato mejor que de cristal y con una montura que sea ligera, envolvente y ergonómica, de pasta o plástico. Las botas son otro complemento fundamental para garantizar la seguridad y el confort encima de la moto, deben proteger los dedos, pies, tobillos, gemelos y espinillas, tanto de daños provocados por las caídas (rozaduras o quemaduras) como de las inclemencias del tiempo. Conviene recordar que utilizar zapatos, zapatillas o mocasines nos ofrece un factor de protección del 46 %, frente al 96 % de las botas especiales para motoristas
Por último, pero no menos importante, ya que, no solo forma parte del equipamiento, si no que es obligatorio su uso, un buen casco, y aquí sí que merece la pena invertir dinero, ya que el 65 % de los impactos que un motorista sufre en una caída se producen en la zona del rostro, por lo que mejor llevarlo bien protegido. Al igual que con el resto de equipamiento los hay para las diferentes épocas del año: integrales, modulares y tipo “jet”, todo dependerá del uso que le vayamos a dar a nuestra moto.
10. Comprobar que nos entregan todo lo necesario
Ya hemos elegido nuestra moto, adquirido todos los accesorios, tenemos nuestro equipamiento y hemos contratado el seguro. Ya solo nos queda recoger nuestra moto en el concesionario. Pero, antes de estrenarla, es conveniente comprobar que nos entregan todo lo necesario:
– La factura de la compra.
– Los papeles de la moto, que son la Tarjeta de Inspección Técnica de Vehículos del Ministerio de Industria, el permiso de circulación del Ministerio del Interior y la declaración de alta en el Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (IMVTM). Para que no se deterioren, es mejor guardarlos en una funda protectora, también es recomendable hacer fotocopias compulsadas. Otra opción es memorizarlos en la app miDGT.
– La garantía. En ella tienen que precisarse cuáles son sus coberturas y el plazo de vigencia, así como las limitaciones y exclusiones.
– El manual de usuario y el libro de revisiones.
Un juego de herramientas y otro juego de llaves.